Ante las incongruencias y la falta de sentido común en la versión oficial sobre los hechos de esta “PANDEMIA”, las voces de profesionales disidentes en todo el mundo no tardaron en alzarse, pero fueron acalladas y censuradas, pudiendo solo llegar el mensaje a algunos pocos buscadores de la verdad.
Hoy somos millones en el mundo que no confiamos en el relato oficial, y nos vemos impulsados a hacer valer nuestros derechos y exigimos DEBATE PÚBLICO MÉDICO CIENTÍFICO.